La realización de Hipoxia Intermitente en Reposo se basa en la alternancia en la respiración de aire hipóxico (con bajo contenido en oxígeno) y aire normóxico (con una concentración de oxígeno de 20,9%) o hiperóxico (concentraciones de oxígeno superiores a la del aire, habitualmente por encima del 40%), lo que da lugar a cambios en la oxigenación de la sangre (lo que se refleja en los valores de saturación arterial de oxígeno, medida que se realiza fácilmente a través de un pulsioxímetro), cambios que se trasladan también a tejidos y células, dando lugar a una respuesta aguda prácticamente inmediata que la catalogamos como Efectos Agudos de la Hipoxia Intermitente y el mantenimiento de las sesiones de Hipoxia Intermitente en Reposo durante días o semanas (variable en función de los protocolos específicos) da lugar a Adaptaciones a la Hipoxia Intermitente que suponen cambios en el transporte de oxígeno, disminución de la inflamación, mejora de la eficiencia energética,… con influencia positiva en la salud y en la mejora de diferentes patologías.


Existen diferentes métodos para conseguir aire hipóxico, pero en esta entrada nos vamos a referir en exclusiva a la utilización de aire hipóxico normobárico conseguido mediante generadores de hipoxia basados en sistemas de separación de aire por métodos físicos, que en la actualidad es el modo de obtener y utilizar aire hipóxico más habitual en su uso cara a la mejora del rendimiento físico y la promoción de la salud mediante la realización de Hipoxia Intermitente de Reposo.


A la hora de realizar una sesión de hipoxia intermitente en Reposo debemos adoptar una postura cómoda, no en vano la sesión típica va a tener una duración de 30 – 60 minutos y debemos estar relajados en un entorno tranquilo, sin estrés o tensión adicional que traería cambios en el patrón respiratorio habitual; lo ideal es estar sentados con una cierta reclinación, pero no conviene estar de pie y tampoco tumbado. En todo momento se debe intentar mantener un ritmo respiratorio pausado y una profundidad respiratoria normal, sin realizar de modo habitual ni inspiraciones máximas ni espiraciones máximas.


Imagen de pacientes de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) realizando una sesión de Hipoxia Intermitente de Reposo. Imagen tomada del trabajo de Martin Burtscher «Effects of Intermittent Hypoxic Training on Exercise Tolerance in Patients wit Chronic Obstructive Pulmonary Disease» publicado en el libro de Xi y Serebrovskaya «Intermittent Hypoxia and Human Diseases» publicado en 2012.



Por cuestión de seguridad e higiene cada usuario debe utilizar siempre su propia máscara de hipoxia y también su propia máscara de hiperoxia (caso de que el generador de hipoxia utilizado le permita también realizar hiperoxia). A pesar de ser una recomendación de lo más lógica desde el punto de vista sanitario y fácilmente comprensible, no siempre se tiene en cuenta y conocemos casos de grupos en los que por reducir el costo económico se comparte el uso de una máscara o circuito de respiración a la hora de realizar hipoxia intermitente, con el riesgo de infección cruzada que ello trae consigo. Por tanto, es imprescindible ser conscientes del riesgo que acarrea el compartir máscaras respiratorias, y asegurar que cada usuario de un sistema de respiración (sea de hipoxia intermitente o de cualquier otra índole) utilice su propia máscara respiratoria y si es preciso (porque el tipo de máscara respiratoria no garantice la separación del circuito de aire inspirado y aire espirado) los elementos necesarios para aislar el circuito de respiración del aire espirado por el usuario (mediante sistemas de doble válvula y también el uso de filtro antiviral individual), garantizando de esta forma la inocuidad en cuanto a riesgo de contaminación o infección derivada del tratamiento de hipoxia intermitente en reposo.



Por tanto y en relación a la seguridad de la sesión de hipoxia intermitente en reposo, es imprescindible garantizar la inspiración de aire ‘limpio’ para lo que el generador de hipoxia debe disponer de los correspondientes filtros HEPA (habitualmente con eficiencia en la filtración del 99,95% de partículas físicas y biológicas), y garantizar igualmente que el aire que espira el usuario del sistema no pueda contaminar el circuito de respiración, para lo que es necesario utilizar una máscara respiratoria específica que evite la mezcla del aire espirado con el circuito de inspiración, o como hemos comentado anteriormente, añadiendo un sistema de doble válvula conectado a la máscara respiratoria.



Como máscara de hipoxia intermitente en reposo nosotros recomendamos una máscara respiratoria de doble puerto, con lo que el aire espirado nunca entra en el circuito general de aire ya que sale directamente al exterior y no hay posibilidad de infecciones cruzadas cuando el generador de hipoxia está siendo utilizado por diferentes personas (utilizando cada usuario su propia máscara respiratoria); además esta máscara que proponemos tiene una tercera válvula inspiratoria de seguridad, de forma que en caso de caída del suministro eléctrico, fallo del generador de hipoxia o de que estemos utilizando un generador de hipoxia de bajo flujo, no podamos quedarnos sin aire y gracias a la válvula inspiratoria de seguridad entraría directamente aire del exterior.



Como máscara de hiperoxia recomendamos una sencilla máscara de oxigenoterapia con reservorio de aire, lo que permite aumentar la concentración de oxígeno del aire inspirado (en el caso de estar utilizando generadores de hipoxia-hiperoxia con flujos de aire hiperóxico superiores a los 5 litros/minuto), gracias a que durante la espiración (que habitualmente en una respiración pausada dura más tiempo que la inspiración) la bolsa-reservorio va llenándose gracias al flujo continuo de aire hiperóxico que emite el generador de hipoxia-hiperoxia; aun así, los reservorios de este tipo de máscaras de oxigenoterapia suelen tener un volumen de 1 litro por lo que tampoco permiten inspiraciones máximas y la respiración debe seguir siendo pausada y con volúmenes respiratorios normales.



Antes de comenzar la sesión de hipoxia intermitente debe establecerse la conexión de todos los elementos necesarios para llevar a cabo la sesión: generador de hipoxia, tubos y filtros, máscaras de respiración, pulsioxímetro,…



Es necesario incluir una Bolsa de Expansión en el circuito de respiración de aire hipóxico?

La mayor parte de los generadores de hipoxia actuales no emiten aire hipóxico de una forma estabilizada y continua, sino que lo hacen de forma pulsátil o en salvas con lo que hay momentos de un gran flujo de aire hipóxico y hay momentos en los que el flujo hipóxico es inexistente. Con el fin de mantener un aporte de aire hipóxico estable y continuo, es imprescindible utilizar una Bolsa de Aire de expansión que garantice un flujo continuo de aire hipóxico.


Una vez que estamos instalados cómodamente y tenemos a nuestro alcance todos los elementos necesarios para la realización de una sesión de hipoxia intermitente en reposo, es conveniente poner en marcha el generador de hipoxia y esperar unos minutos (3-5 minutos es suficiente) para que el generador alcance su eficiencia de funcionamiento y nos aporte aire hipóxico y/o hiperóxico conforme a lo esperado según especificaciones. A continuación se trata de respirar a través de una máscara adecuada (lo más aconsejable por funcionalidad, higiene y seguridad es el uso de una Máscara Respiratoria de Doble Puerto), aire hipóxico con una concentración de O2 preestablecido (habitualmente entre un 9% y un 15%) durante un tiempo de 5 minutos. A continuación nos ‘quitamos’ la máscara y comenzamos a respirar el aire ambiente (normóxico) durante 5 minutos. Lógicamente estamos dando unas concentraciones de O2 y tiempos de exposición típicos, pero que pueden variar en función del protocolo elegido y de la orientación del profesional sanitario que supervisa el proceso de entrenamiento de Hipoxia Intermitente en Reposo.




De esta forma la respiración de aire hipóxico se traduce en una disminución del contenido de oxígeno a nivel de los alvéolos pulmonares y también disminuye el paso de oxígeno de los alvéolos a la sangre, lo que da lugar a una disminución en el transporte de oxígeno a través de la sangre (lo que se objetiva controlando la Saturación Arterial de Oxígeno con un Pulsioxímetro; en la imagen vemos cómo la SatO2 ha caído al 81% como consecuencia de la inspiración de aire hipóxico) que además de adaptaciones agudas como el aumento de la ventilación y de la frecuencia cardíaca provoca un aumento del Factor Inducible por la Hipoxia, que a su vez estimula y pone en marcha diferentes procesos tendentes a adaptarse de mejor manera a la hipoxia. Estos procesos de adaptación estimulados están en relación, entre otros, con el transporte de O2 y con los procesos de formación de energía.


Esta alternancia entre respirar aire hipóxico y aire normóxico (o hiperóxico) es la base del entrenamiento o terapia de hipoxia intermitente y lo más habitual es que se repita en 4-8 ocasiones dentro de la misma sesión de hipoxia intermitente.


También te pueden interesar estas entradas de esta sección:

NOTA: Esta publicación proporciona información general para ayudar al lector a comprender mejor la Hipoxia Intermitente, sus efectos sobre la salud y temas relacionados. Todo el contenido proporcionado en este sitio web o cualquier material vinculado, incluidos texto, gráficos, imágenes, resultados e información, no están destinados y no deben considerarse ni utilizarse como un sustituto de consejos médicos, diagnósticos o tratamientos.  Siempre consulte con un profesional sanitario para analizar si un tratamiento es adecuado para usted.