En el Blog anterior, hablamos sobre las grúas móviles, y describimos de manera resumida, los tipos de grúas más utilizadas a nivel domiciliario. Hoy, vamos a centrarnos en las grúas de techo.
La principal ventaja de una grúa de techo, es que no ocupa espacio útil, al estar instalada en el techo, por lo que en espacios reducidos, o para acceder a una ducha con bordillo o una bañera (sin espacio libre en la parte inferior), en los que no es posible el uso de una grúa móvil, puede ser una gran solución.
Su principal «desventaja», es que requieren instalación y a veces modificaciones ambientales. Es fundamental un buen diseño previo, ya que estas grúas permiten realizar traslados y transferencias exclusivamente en el espacio que abarcan. Las más sencillas se componen de un raíl y un polipasto, que es el mecanismo que eleva y desciende a la persona, mediante un arnés.
Una gran ventaja, es que pueden aportar autonomía a la persona, y son muy cómodas para el asistente personal o cuidador. Existen diferentes tipos de arneses, y entre estos, hay un arnés rígido, que puede aportar autonomía a personas que conserven la movilidad y control suficiente en el tronco para poder colocárselo.
Las grúas de techo pueden utilizarse además, para ayudar en la bipedestación y marcha. Hay que decir que también existen grúas móviles que están diseñadas para esto (lo explicaremos en un siguiente blog).
En función del espacio que queramos abarcar, existen múltiples posibilidades; desde un raíl recto, a configuraciones tipo H (como la primera imagen), cambios de raíl, o mecanismos para cambiar de dirección tipo rotonda etc…
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