Siempre pensamos que la artrosis es una enfermedad propia de las personas de avanzada edad, pero los movimientos repetitivos y abusivos por causas laborales o deportivas pueden ser motivo de una degeneración de la articulación.
La osteoartritis de la articulación carpo-metacarpiana (CMC) del primer dedo, también conocida como osteoartritis de la base del pulgar o Rizartrosis, es una de las formas más comunes de osteoartritis en la mano. Afecta la articulación donde el hueso del pulgar (el primer metacarpiano) se encuentra con el hueso del carpo (que forma ya parte de la muñeca) llamado trapecio.
La prevalencia de la rizartrosis ouosteoartritis de la articulación CMC varía según la población estudiada y los criterios diagnósticos utilizados. Estudios han mostrado que esta forma de osteoartritis es especialmente común en mujeres posmenopáusicas, y que hasta un 25% de mujeres mayores de 55 ños presentan signos radiográficos de rizartrosis.
La rizartrosis o artrosis del pulgar es uno de los tipos de artrosis más invalidantes, ya que afecta al dedo pulgar de la mano (articulación trapeciometacarpiana). El resultado es una articulación rígida y dolorosa, sin fuerza y con una movilidad limitada.
Los síntomas mejoran con frecuencia con tratamiento no quirúrgico y en principio el tratamiento ortopédico se considera el tratamiento de primera elección. El uso intermitente de una férula de inmovilización ayuda a mantener la articulación en reposo; lo conveniente es la inmovilización durante un mínimo de horas diarias con el fin de mejorar e incluso curar la rizartrosis y por parte de los especialistas de mano se considera adecuado el inmovilizar la articulación mediante una férula al menos durante el sueño nocturno, de forma que conseguimos una inmovilización de más o menos 8 horas diarias. También puede ser útil un programa de ejercicios para fortalecer los pequeños músculos que estabilizan la articulación.
A continuación os damos ciertos consejos que son simples y que si los llevamos a cabo de forma individualizada quizá no nos aporten demasiado, pero la combinación de algunos de ellos nos van a permitir hacer esta molestia más llevadera en nuestro día a día.
1. Utilizar aparatos eléctricos en la cocina.
En las tareas que impliquen el uso intensivo del pulgar, podemos ayudarnos de aparatos como exprimidor, pelador o batidora o abrelatas. Además, en lugar de fregar, es mejor aprovecharse de un lavavajillas y una secadora, si es posible.
2. Usar utensilios ligeros.
Mejor si disponemos en nuestro hogar de cucharas, cazos y demás cubiertos de plástico o aluminio y con mangos gruesos; su ligero peso nos permitirá manejarlos más fácilmente.
3. Evitar el gesto de ‘pinza’.
El momento de servir la comida esconde sus riesgos. Debemos sujetar los platos por debajo, con las palmas de las manos, y no por los lados, de forma que evitemos efectuar el gesto de pinza con el índice y el pulgar.
4. Liberar las manos.
Procurar no aguantar mucho peso con las manos, por lo que elementos como un carrito para trasportar cosas resultan muy útiles.
5. No cargar excesivo peso.
Este momento suele conllevar el traslado de mucho peso o de movimientos bruscos con las manos y brazos, por lo que, si no tenemos carrito, hay que intentar no sujetar las bolsas con la mano, y distribuir el peso entre el antebrazo y el hombro.
6. Evitar forzar el pulgar
Otra actividad que frecuentemente daña nuestras articulaciones es el momento de llevar maletas. Lo más recomendable, empujarla con los cuatro dedos, pero no con el pulgar.
7. Incorporar un programa de ejercicios todos los días.
Es útil realizar diariamente ejercicios sencillos de estiramiento, flexión y extensión que fortalezcan la musculatura y mejoren así la movilidad de las manos. Por ejemplo: flexión y extensión de los dedos sobre una mesa, elevación y separación del pulgar o hacer la letra ‘o’ con éste y el resto de dedos.
8. Los dedos también necesitan atención.
Para no descuidar el resto de dedos de la mano, podemos realizar maniobras que potencien su movilidad, como sacar una cerilla de su caja, coger monedas de un monedero, abrochar y desabrochar botones o sacar garbanzos de un plato.
9. Baños calientes para las manos.
Otro truco muy beneficioso es realizar baños calientes para las manos, con el fin de reducir la rigidez: introducir las manos dentro de un recipiente con agua caliente a una temperatura cercana a la corporal, es decir, entre 37ºC y 40ºC.
10. Uso de ortesis o férulas específicas.
Como ya hemos comentado con anterioridad, los expertos consideran que la inmovilización de la articulación durante un mínimo de 8 horas diarias puede aportar una disminución del dolor significativa y un avance en la recuperación de esta patología. En Ortopedia Plantia disponemos de diferentes tipos y modelos de ortesis para el tratamiento de la rizartrosis.